Que crueles somos con la vida, le exigimos tanto que jamás podemos pagarle todo lo que la vida hace por nosotros. Somos tan arrogantes que incluso combatimos la vejez con todos los medios y recursos que podamos adquirir sin darnos cuenta que envecer al lado de la persona que amamos es el más grande y dulce de todos los privilegios que puede gozar el hombre...

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